Fueron todos negocios, se olvidaron de la salud

La Rioja tuvo la oportunidad histórica para prepararse de lo peor de la pandemia. Las imágenes que llegaron del mundo fueron elocuentes y además de lo que sucedía en otras provincias.

Pero no lo hizo, ya que priorizó otras cuestiones de Estado dentro de un gobierno ávido de mostrar gestión en tiempos adonde la salud es fundamental.

Se centró en los negocios para transformarlos en políticas públicas, que fueron oportunas en otros años, pero en el que estamos viviendo, no.

Fue tal la desesperación que uno de los primeros negocios del gobierno fue hacerse otra vez cargo del hotel del Automóvil Club Argentino para nombrarlo Complejo Chaya. Así construyó una de las primeras SAPEM de hotel en los tiempos del quintelismo.

Ya había inaugurado el hotel de los Viñedos en San Blas de los Sauces, que venía de la gestión de Sergio Casas.

También salió a comprar todas las camas de los hoteles para llevar a las personas que debían hacer la cuarentena y crear las famosas brigadas rojas, los nuevos PIL municipales en la administración provincial quintelista.

Dentro de esa idea se hizo cargo de los gastos de emprendimientos hoteles y con el paso de los días se blanqueará si fueron estatizados o pasaron a otras manos. Ni hablar de las viandas, del servicio de transporte y de otros gastos, mientras la siesta perdura en el Tribunal de Cuentas y en la Legislatura.

Lo cierto que es una muestra clara que nunca se pensó en la salud.

Se tomó como propio el hospital de la universidad y se instalaron carpas en el Vera Barros para decir que la política sanitaria contra el COVID-19 estaba en marcha.

Luego fueron otras carpas para hacer los testeos y más carpas para hacer controles en las puertas de las empresas de servicios.

Mientras tanto, el gobierno no se quedó con los negocios enumerados, sino que también se apropió de la empresa de colectivos para armar una nueva SAPEM y sostener que no hay recursos.

Así nació Rioja Bus y ahora se sabrá si se compraron 50 colectivos por $500 millones, mientras se levanta una base en el parque industrial cuando lo que sobran son galpones vacíos. Una inversión que rondará los $1.000 millones.

Ni hablar de la construcción del Parque de la Familia y de la Juventud para que lo disfrute la gente, esa misma que debe quedarse en casa por los crecientes casos de coronavirus.

Los plantines, los tractores y los cientos de millones en compras directas hablan a las claras que nunca la salud fue una prioridad, como los magros salarios estatales.

Hoy el gobierno sale a desarticular cualquier fiesta del niño cuando la clase política es la organizadora, ya que eso puede desmadrar aún más la situación sanitaria.

Hoy nos damos cuenta de que la explotación de casos de COVID-19 en el interior repercuten en la capital, ya que el peronismo gobernante desde 1983 nunca hizo inversiones serias en todos los aspectos (infraestructura, personal, salarial, entre otros) para que ello no ocurra.

Las personas complicadas de Chamical terminan en el Virgen de Fátima o Vera Barros, como así también todos los demás.

Nadie tomó en cuenta el cansancio del personal de salud, el mismo que en su mayoría está precarizado, ya que la pandemia se desató desde marzo y el Gobierno de La Rioja recibió fondos como nunca en la historia contemporánea.

Hoy La Rioja está en tiempos complicados en materia de salud bajo los lineamientos de militantes que solo creen que es vida o muerte cada acción de gobierno. Muy alejados de la realidad.

Si se hubieran hecho las cosas bien y no se hubiera pensado tanto en los negocios en el Estado, hoy el sistema de salud estaría mejor preparado para enfrentar la peor cara del coronavirus.

Pd: Este no es un nuevo gobierno, la mayoría de los funcionarios cumplen tareas desde la época de Carlos Menem, Bernabé Arnaudo, Ángel Maza, Luis Beder Herrera, Sergio Casas y ahora con Ricardo Quintela.

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